El estilo del escritor

El Poder de la Invisibilidad – Dijo

¡Saludos, malabarista de palabras!

Hoy vengo con un tema algo controvertido. Si llevas un tiempo escribiendo e investigando sobre escritura, seguro que has leído en algún sitio que uno de los típicos fallos de los escritores noveles es utilizar la palabra dijo en los diálogos. Es una de las afirmaciones que corretean por la red como punto fundamental de muchas listas del tipo Los cinco fallos que cometen los escritores noveles. Si bien creo que es un consejo bienintencionado sobre estilo, también creo que es superficial y no sanea la raíz del problema.

Es verdad que un texto lleno de dijo se vuelve aburrido porque es muy repetitivo. Suena infantil porque demuestra falta de vocabulario y recursos por parte del escritor. Aquí tenéis un ejemplo:

—Hace tres días que no como nada —dijo Bruji.
—¡Tres días! —dijo Sortiligi—. Pero eso es un desastre. Tu magia no funciona bien si no comes.
—Y tu cuerpo tampoco —dijo Cuervi—. Siéntate y descansa, te voy a hacer la sopa de la abuela. A eso no le puedes hacer ascos.
—No sé, Cuervi, estoy muy nerviosa… —dijo Bruji.
—¿Es por el examen de vuelo? —dijo Sortiligi.
—Sí —dijo Bruji—. Ya sabéis que abuela era la mejor con la escoba. Tengo miedo de defraudarla si no apruebo.
—Pero si a ti la escoba se te da muy bien —dijo Sortiligi.
—Sí, y ponerme nerviosa y estropearlo todo en el último momento también —dijo Bruji.
—No te preocupes, lo vas a hacer fenomenal, pero sólo si comes algo y te mantienes fuerte hasta el examen —dijo Cuervi.

Por contraposición, un texto que no tiene el verbo decir se vuelve forzado. El lector notará el esfuerzo del escritor por evitar la palabra más natural que tenemos para acotar diálogos, y este esfuerzo a veces le resta sencillez al texto y fluidez de lectura. Hay autores que hacen lo que sea con tal de evitar este verbo y esto resulta en acotaciones demasiado rebuscadas para el diálogo.

—Hace tres días que no como nada —se lamentó Bruji.
—¡Tres días! —exclamó Sortiligi—. Pero eso es un desastre. Tu magia no funciona bien si no comes.
—Y tu cuerpo tampoco —señaló Cuervi—. Siéntate y descansa, te voy a hacer la sopa de la abuela. A eso no le puedes hacer ascos.
—No sé, Cuervi, estoy muy nerviosa… —protestó Bruji.
—¿Es por el examen de vuelo? —inquirió Sortiligi.
—Sí —asintió Bruji—. Ya sabéis que abuela era la mejor con la escoba. Tengo miedo de defraudarla si no apruebo.
—Pero si a ti la escoba se te da muy bien —se extrañó Sortiligi.
—Sí, y ponerme nerviosa y estropearlo todo en el último momento también —resopló Bruji.
—No te preocupes, lo vas a hacer fenomenal, pero sólo si comes algo y te mantienes fuerte hasta el examen —zanjó Cuervi.

Todavía hay una postura más extrema, y es la que aboga por la ausencia de acotaciones de verbos de habla, defendiendo que cada personaje tiene una voz distintiva y solo con oírle hablar el lector debería saber de quién se trata. Por mi parte, estoy de acuerdo en que cada personaje debería tener su propia personalidad y creo que esto debería transmitirse en sus diálogos, pero creo que conversaciones grupales se vuelve complicado y una acotación nunca está de más para facilitarle la vida al lector. Ahora que ya conoces un poco a los personajes gracias a los ejemplos anteriores, puedes hacer la prueba tú mismo.

—Hace tres días que no como nada.
—¡Tres días! Pero eso es un desastre. Tu magia no funciona bien si no comes.
—Y tu cuerpo tampoco. Siéntate y descansa, te voy a hacer la sopa de la abuela. A eso no le puedes hacer ascos.
—No sé, Cuervi, estoy muy nerviosa…
—¿Es por el examen de vuelo?
—Sí. Ya sabéis que abuela era la mejor con la escoba. Tengo miedo de defraudarla si no apruebo.
—Pero si a ti la escoba se te da muy bien.
—Sí, y ponerme nerviosa y estropearlo todo en el último momento también.
—No te preocupes, lo vas a hacer fenomenal, pero sólo si comes algo y te mantienes fuerte hasta el examen.

¿Te ha costado adivinar quién dice cada cosa? Yo he tenido mis dudas en ciertos puntos (y eso que he escrito el diálogo yo misma). Por eso creo que la ausencia total de acotaciones tampoco es la solución, a pesar de que tengamos las personalidades de los personajes bien definidas en nuestra cabeza.

 

photo of a woman thinking
«¿Cuál es la solución, entonces? Si el abuso de «dijo» suena infantil, sus sinónimos rebuscados y la ausencia de acotaciones pierde al lector… ¿qué me queda por hacer?».

 

Pues bien, pequeño malabarista, como a todo escritor, te toca hacer malabares con las palabras. El gusto está en el término medio. Usa todas las herramientas y no abuses de ninguna. Utiliza dijo cuando sea lo más natural, y sus sinónimos cuando veas que hay un verbo más indicado para la acción que se señala y el verbo comodín empieza a ser repetitivo. Cuando sientas que tus personajes hablan y son capaces de transmitir quiénes son con sus palabras, ahórrate la acotación. El tiempo del lector es valioso, cada vez más, y no podemos perderlo repitiéndole cosas que ya sabe. A continuación, te dejo un ejemplo de la combinación de los tres recursos en el mismo diálogo:

—Hace tres días que no como nada —se lamentó Bruji.
—¡Tres días! —exclamó Sortiligi—. Pero eso es un desastre. Tu magia no funciona bien si no comes.
—Y tu cuerpo tampoco —dijo Cuervi—. Siéntate y descansa, te voy a hacer la sopa de la abuela. A eso no le puedes hacer ascos.
—No sé, Cuervi, estoy muy nerviosa…
—¿Es por el examen de vuelo? —dijo Sortiligi.
—Sí. Ya sabéis que abuela era la mejor con la escoba. Tengo miedo de defraudarla si no apruebo.
—Pero si a ti la escoba se te da muy bien —se extrañó Sortiligi.
—Sí, y ponerme nerviosa y estropearlo todo en el último momento también.
—No te preocupes, lo vas a hacer fenomenal, pero sólo si comes algo y te mantienes fuerte hasta el examen —zanjó Cuervi.

Es importante recordar que la etiqueta dijo no es la única forma de acotar los diálogos y que poner sinónimos puede ayudar a transmitir mejor el contexto en el que se da el diálogo. Sin embargo, creo que también es un gran fallo demonizar la palabra, porque este verbo tiene un poder muy especial: el poder de la invisibilidad. Consigue pasar desapercibido y hace que la lectura fluya sin que el lector se pare a pensar si el verbo que ha leído es adecuado o no.

Así que, si necesitas aclarar quién habla y no tienes un verbo adecuado para la forma en que lo hace… Utiliza dijo. Si encuentras un sinónimo que encaje con la acción que se desarrolla, adelante. Y si puedes conseguir que los personajes hablen por sí solos y ahorrarte las acotaciones, mejor que mejor.

Y tú ¿cómo acotas tus diálogos? ¿Eres más de dijo o de sinónimos? ¿O prefieres dejar que tus personajes hablen por sí solos? Déjame tu opinión sobre los tipos de acotaciones o la ausencia de ellas en los comentarios.

Y esto es todo por hoy. Te deseo inspiración en tus historias, buena pluma para escribirlas y sabias tijeras para pulirlas. Hasta pronto, alma curiosa.

 


Créditos de imágenes:
Portada de Pixabay
Photo by Bruce Mars on Pexels

4 comentarios en “El Poder de la Invisibilidad – Dijo”

  1. Hola, Anael.
    En primer lugar agradecer tu correo con tan valiosa información.
    Humildemente diré que no domino los diálogos. Me gusta que los personajes hablen por si solos y así tengo alguna entrada en mi blog.
    Intento no usar siempre el «digo» y busco sinónimos. Mi mayor problema reside en las acotaciones de los verbos no dicendi. (Ahora que nadie nos oye, te diré que hasta hace poco no sabía que existían) Soy más de fondo que de forma y cuando leo algo, salvo que haya faltas me meto en la historia y apenas veo algo más.
    Ahora ya estoy aprendiendo a fijarme también en la forma, pero como no me guste el fondo, no hay nada que hacer.
    Espero leerte pronto y recibir tu valioso comentario, si es que tienes tiempo. Si no puedes no pasa nada. Sé lo que es no tener tiempo.
    Un abrazote y ¡GRACIAS!

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    1. ¡Hola, Sophierasil!

      Me alegro de que te venga bien el contenido de esta entrada. Intento entrar en aguas un poco técnicas de la corrección para aportar cosas de valor ;).

      Yo también era mucho más de fondo, pero desde que empecé a formarme como correctora me doy cuenta de que soy mucho más quisquillosa con los detalles. Por eso me gusta dar trucos sencillos que mejoran los textos a los ojos de los editores, que están demasiado bien entrenados y se irritan a la mínima (yo ya estoy en ese grupo de ojos irritables, me temo).

      Respetar la forma lo único que hace es darle protagonismo al contenido, pues todos tenemos unas convenciones asimiladas, y una buena forma hace que las letras se vuelvan invisibles. Por eso una buena corrección es tan importante 😀

      Me temo que este mes no puedo pasar por literautas. Tengo muchas cosas encima de la mesa, y el año pasado aprendí a distanciarme, ya que no consigo que mis comentarios sean breves. Creo que participando una vez cada dos o tres meses puedo hacerlo mejor y comentar de forma que aporte algo, como la última vez. Pero me alegro de que los pocos comentarios que hago os sirvan 🙂 Nos leemos en Marzo, y si por alguna razón no puedes participar en ese mes, me pasaré por tu relato de febrero.

      ¡Un abrazo!

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